La acuicultura consiste en la cría y/o cultivo en agua tanto dulce como salada de cualquier organismo acuático: mediante técnicas encaminadas a aumentar las capacidades productivas naturales del medio, siendo propiedad de una o varias personas físicas o jurídicas.

Dentro de este sector la carpa común, el salmón atlántico, el atún rojo, la dorada, el lenguado y la lubina representan el 45,4%, mientras que los mejillones, las ostras, las vieras y las almejas representan el 17% y las algas para consumo humano un 29%.

La acuicultura puede ser desarrollada en tierra o en el mar, contando siempre con estanques, tanques, jaulas, bateas, longines…

Dónde sea desarrollada depende de varios factores como la especie objetivo, el emplazamiento de la instalación, las necesidades productivas o la inversión inicial de la empresa. Por ejemplo, el atún siempre ha de ser criado en jaulas en el mar y nunca en tanques en tierra.

En el proceso de cultivo de peces podemos encontrar tres fases:

  • Criaderos. Entre las características principales de este proceso encontramos: Mantenimiento reproductores en tanques, desove en condiciones controladas, cultivo larvario, cultivos auxiliares y destete de alevines (<1g-3g) en tanques. Entre las ventajas encontramos la mejora genética y el control extremo de las condiciones de cultivo.
  • Pre-engordes. Características de este proceso: Mantenimiento y pre-engorde de juveniles (3-15g) en tanques y formación de lotes de peces que a su vez incluye, cumplimiento de las exigencias sanitarias de sus clientes, carga de peces en camiones de transporte, depuración de deformidades, clasificación por tamaños y vacunación.
  • Engordes. Esta última fase es el principal objetivo comercial, y consiste en: Engorde de adultos (10 g a talla comercial) en jaulas flotantes, gestión productiva y sanitaria, control de crecimiento y mortalidad, y calidad del producto.
Alevín preparado para el destete

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